La creciente fragmentación del sistema internacional, la transformación acelerada en ciencia y tecnología, así como el debilitamiento del multilateralismo tradicional, configuran un escenario global de alta disrupción. En este entorno, la diplomacia científica emerge no solo como un mecanismo técnico de cooperación, sino también como una herramienta estratégica para facilitar el diálogo, reforzar la confianza y responder colectivamente a desafíos globales.
Chile es un país con capacidades científicas emergentes, vocación multilateral y alta exposición a los efectos del cambio climático y la transformación tecnológica, por lo que es fundamental que busque consolidar una estrategia de diplomacia científica que fortalezca su política exterior, aumente su influencia regional y global, y articule mejor su interfaz entre Política Exterior y los ecosistemas nacionales de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación (CTCI).
Desafíos a nivel local.
El contexto actual requiere de una decidida preocupación por la fragmentación institucional entre ciencia y política exterior, ya que en Chile no existe una institucionalidad consolidada que articule de forma sistemática la ciencia con la política exterior. La ausencia de mecanismos formales y permanentes de diplomacia científica limita la capacidad del país para posicionarse en debates clave sobre gobernanza global del conocimiento, tecnologías emergentes o cooperación en investigación.
Un reciente informe del capítulo de Latinoamérica y el Caribe de la International Network for Government Science Advice (INGSA), en conjunto con la Cátedra UNESCO “Educación Científica para la ciudadanía” de la Universidad Autónoma de Chile, evidenció la escasa incorporación de evidencia científica en las decisiones internacionales (Escobar et al., 2025). Si bien la Política Exterior de Chile ha destacado a nivel global por su proyección Antártica y Oceánica, entre otras materias, existen diversos asuntos vinculados a los ecosistemas CTCI que cada día cobran mayor relevancia a nivel internacional, por lo que la desconexión evidenciada a nivel local puede generar una brecha crítica en la integración del conocimiento experto en las decisiones diplomáticas.
Asimismo, es importante atender la creciente necesidad por desarrollar capacidades adaptativas frente a un entorno internacional cambiante, toda vez que la ciencia y la tecnología están profundamente entrelazadas con las dinámicas geopolíticas (The Royal Society & AAAS, 2025). En otras palabras, ya no es posible pensar una diplomacia científica neutral, donde las y los científicas (os) colaboran sin presiones políticas. Por tanto, es relevante construir capacidades nacionales que permitan ejercer un rol activo, ético y estratégico en la gobernanza global del conocimiento, respetando la pluralidad epistémica y defendiendo los intereses de Chile.
Propuestas en 3 niveles.
Para atender estos desafíos a nivel nacional, se requiere pensar en tres niveles de Política Exterior:
A. Nivel Multilateral: Diplomacia científica para una gobernanza global justa.
- Fortalecer la presencia de Chile en redes multilaterales sobre diplomacia científica.
- Proponer una hoja de ruta prospectiva sobre la proyección multilateral de Chile en materias de diplomacia científica.
- Promover capacidades de “brokerage científico” (Pielke, 2007) en las misiones multilaterales de Chile.
B. Nivel Bilateral: Ciencia como instrumento de interés nacional.
- Desarrollar una línea programática de cooperación bilateral en CTCI, especialmente con países de América Latina, Europa y Asean.
- Fortalecer la presencia de agregadurías científicas en embajadas estratégicas.
- Fortalecer la articulación con la diáspora científica y tecnológica de Chile en países estratégicos.
C. Nivel Nacional: Articulación del ecosistema científico con la política exterior.
- Crear una Comisión Nacional o Mesa Intersectorial de Diplomacia Científica.
- Establecer mecanismos formales y permanentes de asesoría científica en la Cancillería, especialmente a través de la articulación con expertos/as de Universidades Públicas.
- Fortalecer los equipos internacionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación y otros servicios públicos vinculados a los ecosistemas CTCI
Estas propuestas se presentan como medidas de fácil implementación, permitiendo iniciar una discusión más amplia y compleja sobre los desafíos que nos presentan los cambios globales, caracterizados por la disrupción científica y tecnológica, la pérdida de confianza entre países y la politización del conocimiento.
La diplomacia científica es una herramienta crucial para Chile, no solo como vehículo de proyección internacional, sino también como plataforma para una política exterior más coherente con los desafíos internacionales y los intereses nacionales. Fortalecer institucionalidad, formar capacidades humanas y conectar saberes diversos son tareas urgentes para un país que aspira ejercer un rol constructivo en la gobernanza global del conocimiento.
Referencias
- Escobar, S., Abeledo, C., Ibáñez, R., Caradeux, D. A., Ibarra, P. G., Zúñiga, N. V., & Barahona, G. P. (2025). El papel del conocimiento científico en la formulación de políticas públicas en Chile. INGSA LAC & Cátedra UNESCO Educación Científica para la Ciudadanía.
- Gluckman, P., et al. (2022). Principles and Structures of Science Advice: An Outline. ISC & INGSA.
- Pielke, R. A. (2007). The honest broker: Making sense of science in policy and politics. Cambridge University Press.
- The Royal Society & AAAS. (2025). Science Diplomacy in an Era of Disruption.
- UNESCO. (2025). Co-Chairs’ Statement – Global Ministerial Dialogue on Science Diplomacy.
Autor: Álvaro Viveros Espinosa, Investigador Doctoral, Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile