Contexto: El comercio internacional está en plena ebullición, lo que abre una oportunidad para que nuestro país y nuestra región obtengan mayores beneficios de esta actividad. Para ello, debemos abandonar la inercia y optar por una política comercial progresista. Se propone un cambio en la política comercial de Chile y se sugiere que es necesario avanzar hacia un enfoque progresista que responda a las nuevas realidades globales y promueva un desarrollo económico sostenible e inclusivo. Se aboga por un enfoque que responda a estas nuevas realidades y fomente un desarrollo económico sostenible e inclusivo. Esta propuesta surge en un contexto en el que Chile enfrenta desafíos económicos que requieren adaptaciones estratégicas para no quedarse atrás en el competitivo entorno global.
Siete Acciones Clave
Superar la inercia: la primera medida consiste en dejar atrás las estrategias comerciales obsoletas. Las dinámicas globales han cambiado, por lo que es fundamental que Chile reconozca la importancia de adaptarse a este nuevo panorama geopolítico. Continuar con las prácticas del pasado podría llevar al estancamiento económico, por lo que es necesario revisar de manera crítica las tácticas actuales y adoptar un enfoque más dinámico y flexible.
La integración de la política comercial y la política industrial: Una coordinación entre ambas políticas puede fomentar el desarrollo del potencial productivo nacional y permitir que el país reduzca su dependencia de economías extranjeras. Esto no solo contribuiría a fortalecer las capacidades internas, sino que también impulsaría la innovación y la competitividad de los productos y servicios chilenos en el mercado internacional.
Desarrollar el sector de servicios y bienes intensivos en conocimiento: Para diversificar su economía, Chile debe centrarse en potenciar los sectores de servicios y bienes que requieren altos niveles de conocimiento. Esto incluye crear las condiciones necesarias para que aumente la exportación de servicios tecnológicos, que se ha convertido en un motor de desarrollo en numerosas economías. Además, es fundamental garantizar una infraestructura digital sólida que sustente dicho crecimiento.
Democratizar los beneficios del comercio internacional: La cuarta acción sugiere que la nueva política comercial debería hacer hincapié en incluir a pymes y cooperativas. Estas entidades son fundamentales para la economía local y su integración en el comercio internacional puede reportar beneficios considerables. También se propone proporcionar apoyo específico para facilitar su internacionalización y garantizar que el comercio contribuya a la transición ecológica y a la justicia social.
Fomentar la multipertenencia: Abordar la diversificación de las relaciones comerciales es fundamental para Chile. Hay que abrir el país a nuevos bloques comerciales y oportunidades internacionales, como se menciona en el informe, y considerar a BRICS+ y RCEP. Esto no solo permitiría ampliar las oportunidades de mercado, sino que también ayudaría a Chile a posicionarse como un socio estratégico en diversas plataformas globales.
Promover la autonomía compartida en América Latina: Una de las metas de la nueva política comercial debe ser fortalecer la cooperación regional. Para lograr un mayor grado de autonomía, es esencial crear cadenas de valor que involucren a los países latinoamericanos y articular respuestas conjuntas ante conflictos comerciales externos. La solidaridad entre naciones latinoamericanas puede proporcionar resistencia ante presiones comerciales externas y fomentar un crecimiento más equilibrado en la región.
Reformar el orden multilateral desde el Sur Global: La última acción hace hincapié en la necesidad de trabajar hacia la reforma del sistema comercial internacional desde una perspectiva del Sur Global. Esto implica colaborar con aliados para generar una agenda común que busque una mayor flexibilidad en temas como las patentes y la regulación comercial. Liderar iniciativas progresistas a nivel global no solo mejorará la posición de Chile, sino que también permitirá representar las necesidades y aspiraciones de los países en desarrollo en la gobernanza mundial.
Las siete acciones presentadas en el documento constituyen un camino claro hacia una Política Comercial Progresista que podría situar a Chile en una posición más destacada a escala internacional. Esta transformación tiene el potencial de mejorar la competitividad del país y garantizar un desarrollo económico más equitativo y sostenible. Al implementar estas estrategias, Chile no solo podrá adaptarse a las nuevas realidades globales, sino también convertirse en un modelo de comercio inclusivo y responsable en la región.
Autores: Fernando Sossdorf, José Miguel Ahumada y Nicolás Grimblatt